Ya en el pueblo damos una vuelta entre las casas. La primera y más grande parece que la están rehabilitando, y aún queda otra que según nos cuentan, los propietarios pasan el verano en ella.
Desde luego es un buen sitio donde encontrar tranquilidad...
Después de descansar un rato y tirar flores de almendro a Ana, decidimos volver... la simple vista de la senda y la subida que nos esperaba nos daba una pereza... pero allá que fuimos, y 1,30h después nos encontrábamos de nuevo en la collada grande, dispuestas a comer la tortilla de patata que nos había cocinado Cristina y que nos supo genial.
Para terminar la ruta, sólo nos quedaba bajar desde la collada de Taranes hasta el pueblo, lo cual hicimos marcha atrás... si, si, marcha atrás!!! y es que entre las rodillas machacadas, los dedos destrozados y la pendiente de la pista e hormigón no se nos ocurrió mejor manera de bajar!
Y aunque alguno nos sigue sin creer así echamos el día...
LAGOS DE COVADONGA
El sábado, en compañía de nuestras dolencias en los gemelos debido al peculiar método de bajada del día anterior, nos dimos una vuelta por los lagos de Covadonga... repletos de turistas.

Para comer, nos fuimos hasta Mestas de Con, donde tenemos predilección por los puerros con marisco y la sopa de pescado.. umm... increible.
Y para rematar, siesta, paseo por Cangas, sidras en Seseño y bonito para cenar... si es que no puede perdirse más!!!
Como conclusiones del fin de semana... que los franceses son diferentes porque guillotinaron más y que si haces muchas cosas diferentes aprendes hasta chino mandarín, así que... a guillotinar!!!